Patronato celebra y festeja el poder jugar la Copa Libertadores en Paraná, pero con la obligación de mirar hacía adentro, porque las cosas, no se hicieron bien.
Por: Gabriel Obelar
La celebración de la disputa de la Copa Libertadores en el Estadio Grella debe continuar, será, sin dudas, un antecedente único en la historia de la ciudad y la Provincia, que con esto, está claro, ganará también.
Patronato también ganó, claro está. Pero también perdió mucho. No es tirar más leña al fuego, o avivarlo ahora. Fue lo que pasó y lo que no debe volver a pasar. Villa Sarmiento entrará en el mapa Mundial, pero que el árbol no tape el bosque.
Que se celebre, pero que también haya autocrítica. Necesaria puertas adentro, aunque también para los que bancan en las buenas y en las malas, el hincha y el socio, con quién la instutición está en el debe. La misma dirigencia, que expuso su momento en la diagramación del reacondicionamiento del campo de juego.
¿Era necesario levantar toda la cancha? La respuesta fue un no, con arreglar «chichones» estaba ¿Fue capricho? No lo sabremos, lo cierto es que la decisión errática no fue esa, sino la diagramación de una obra que requería de una maquinaria necesaria, de personal capacitado, donde se fue amarrete.
El hincha le puso el hombro, fue y colaboró con los cancheros que se bancaron todo, fuera de horarios y, hasta uno de ellos, dejando de lado a su hijo recién nacido para que la cancha esté. Una obra que se inició mal, lógico, no avanzó bien. Poco personal, las temperaturas no ayudaron, pero movimientos que se hicieron tarde (la empresa que niveló llegó varias semanas después de que se levantaran todos los panes que se secaron en el Polideportivo del club). Por esto se regaló el primer partido, el más importante, se jugó hasta en otra provincia.
Lo dijo Nery Pumpido: «Hace cuatro meses que sabían que jugaban Libertadores». CONMEBOL fue exigente, pero es la primera inspección, ahora la licencia ya la tiene y después solo pagará multas. Aunque para llegar a la aprobación, se mudó la localía, se gritó, se falló en logisticas, se recibió un no y la autocrítica fue criticada puertas adentro, denotando las rispideces que existen en la Comisión. Se discutió con los que dieron una mano. Se genera malestar con un plantel, que si bien tiene su falencias, lo demás repercute.
Se llegó, se aprobó el Grella, pero ahora es momento de mirar hacía adentro, de ser profesionales, de limar asperezas por el bien de Patronato. El año pasado nació el lema #TodosJuntos. Ahora tiene que ser así, pero empezando desde adentro, donde se toman las decisiones, para no fallar más.