Pablo Hofstetter se convirtió, en solo un puñado de partidos, en capitán de la Reserva Santa y da que hablar por su estilo de juego. El crespense de 20 años desde el 2015 que viste los colores de Patrón, viajando todos los días, a veces a dedo, en busca de un sueño mientras estudia el profesorado de Educación Física. 

Por: Gabriel Obelar (@GabyObelar1)

Este 2021, en el regreso a la actividad en Reserva, Gabriel Graciani recurrió a varios futbolistas de 4ta y 5ta división, producto de la cantidad de futbolistas que de tercera saltaron al primer elenco. Allí, se encontró Pablo Hofstetter, mediocampista crespense de 20 años, que en solo un puñado de partidos, le dieron la cinta de capitán y da que hablar.

«Estoy contento por el momento, me siento bien y siempre uno trata de buscar estar en Reserva y lograr continuidad. Ahora la idea es seguir aprovechando y aprendiendo», le confesó el nacido en la capital de avicultura a MIRADOR ENTRE RÍOS.

El Ruso debutó como suplentes, pero cuando tomó la N°5, no la soltó más y, ahora, la luce cómo capitán: «Me tocó usar la cinta y lo asumo con responsabilidad. Soy el mismo con la cinta de capitán o sin ella, trato de entrenar siempre igual y apoyar siempre desde donde toque».

Para llegar a este presente, tuvo un largo recorrido: «En 2015 llegue a Patronato, por medio de Abel Almada y Oscar Regenhardt. En Junio del 2014 había empezado a jugar torneos en Patronato y a principios del año del ascenso me ficharon y arranque a jugar en AFA con este club».

Con ello, también, comenzaron varias horas fuera de su casa: «Desde que arranque que viajo todos los días a Paraná para entrenar. No lo tomo como un sacrificio, porque es lo que me gusta y disfruto el ir a entrenar. Antes se me hacía agotador porque tenía que ir en cole y volver a dedo y eso era cansador, pero ir a entrenar siempre fue lo que me gustó y lo voy a seguir haciendo».

Luego de hablar de la cuarentena y los miedos sobre el ‘no volver a jugar’, frente a tanta incógnita, el Gringo, que está en tercer año del profesorado de educación física, remarca lo clave de su familia para este presente: «Mi familia es mi pilar, está conformada por mi mamá y mis dos abuelos. Mi abuelo fue y es el pilar más importante, porque siempre me empujó, me acompañó y me recalcó lo de la disciplina, el llegar temprano a entrenar y cosas que me marcaron mucho hasta en la actualidad y más allá del fútbol».

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Pero le inculcaron muchos aspectos más, que para el fútbol, son importantes: «Me defino como una persona humilde y tranquila, con mucha disciplina y un día a día activo, porque entreno por la mañana, llegó a mi casa, almuerzo y a las tres entro a la facultad hasta las 20hs y después voy al gimnasio».

Como todo juvenil y joven futbolista, anhela jugar en Primera División, aunque Pablito va despacio y habló de las metas a corto plazo que tiene en mente: «Afianzarme en Reserva y seguir sumando minutos, para después pegar el salto a Primera y lograr sostenerme ahí».

Y donde busca llegar, es donde están los futbolistas a los cuáles mira para aprender e identificarse: «Los que más me gustan son Enzo Pérez y Santiago Ascacibar. Me identifico con Santiago, pero más allá del modelo de Pérez, me identifico mucho con Sebastián Prediger, en el sentido de la ubicación, el estar bien parado y trato de copiarle esas cosas, que en mi puesto son claves».

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