Patronato igualó 1-1 ante Lanús en el estreno de Iván Delfino en el banco de relevos Santo. En Patrón se vio la mano del entrenador en pocos días de trabajo, aunque no fue práctico en los metros finales para sacar ventaja. Primer punto en la Fase Complementación.

Por: Gabriel Obelar (@GabyObelar1)

Cuesta no analizar este el empate de Patronato frente a Lanús dejando de lado el contexto, es decir, el primer punto en la Fase Complementación, con el plantel que hace 12 encuentros que no gana, que esta noche convirtió su tercer gol en toda la Copa Diego Maradona. Es la realidad, pero lo que pasó dentro de la cancha, fue otra cosa.

Este domingo, en el Estadio Grella, comenzó de manera oficial un nuevo ciclo en Patrón. Remarcando lo de nuevo ciclo, con renovadas expectativas, con ideas simples, con la obligación de correr más, de poner más, de marcar más y de atacar (en el debe queda concretar más de lo que generó).

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El Rojinegro fue eso ante Lanús (es cierto, con muchos suplentes), un elenco práctico, corto en líneas, agresivo en la marca, esperando a su rival en mitad de cancha y cortarle las vías de ataque. En ofensiva lateralizando y buscando llegar con gente al área. No arriesgarse (eso implica reventarla como en varias ocasiones lo hizo Gissi, Benítez, Canto, Nievas, etc).

Con pocos días de trabajo, Iván Delfino consiguió transmitir gran parte de su idea, volcarla por primera vez frente a un rival y poder terminar sumando por primera vez en la Fase Complementación.

El primer tiempo fue un Patrón de mucha actitud y carácter más que de juego. Fue agresivo en la mitad de cancha y recuperó varias pelotas. Lautaro Torres le puso el toque lírico y de juego a tanta fricción. Ida y vuelta constante de Chimino y Canto, en muchos tramos sin claridad como Pastorelli y Comas. Arriba, fue difícil para Arias y Rivero, que cuando estuvieron cerca del arco de Acosta, impusieron peso.

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La más clara terminó siendo un cabezazo de Gustavo Canto que se estrelló en el palo de pelota parada (esa que sufrió Patronato con Álvarez, hoy no pasó). Pastorelli en el travesaño, Torres de tiro libre. Un centro de Chimino peligroso. Pero la pelota no entró (en frente tampoco hubo riesgo).

El complemento llegó con un poco más de juego para el Rojinegro, que encontró sociedad y espacios, porque la visita se animó mucho más. Hubo cambio de sistema, se adelantó más Arias con el ingreso de Barreto y con Delgadillo y Luna, se intentó más peso ofensivo. Pero llegó el golazo de otro partido de Gastón Lódico de tiro libre.

El golpe lo sintió por un puñado de minutos. Rápido se repuso, sacó el aliento que necesitó para a los ponchazos, más la obligación lógica que tenía el Negro, llevó más peligro al arco contrario. Primero Barreto no pudo, después Torres, tampoco Delgadillo, menos Canto. Si, desde afuera, con un terrible zapatazo de Junior Arias para la igualdad Rojinegra. En Delgadillo tuvo una mínima chance en el cierre.

Fue empate, con mucho por rescatar, expectante por la respuesta del equipo, la entrega, la agresividad e intensidad que se notó. Pagó caro la poca claridad ofensiva que tuvo ante la generación de espacios y situaciones. Patronato cambió, debe crecer, pero se ilusiona con un prometedor futuro de la mano del Viejo.

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Fotos: Marcelo Miño (Prensa Patronato)

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